
Desde pequeño, Camilo Huéscar tuvo inquietudes para la pintura. La acuarela la descubrió poco a poco, trabajándola en una época en la que vendía sus pinturas en la calle. Entonces se dio cuenta de que la acuarela es “muy práctica”, pues no ensucia ni tarda mucho en secar, como otras técnicas. Después de trabajarla durante un año, desechó el resto de técnicas, como el óleo, porque le gustaba más. “Ahora mismo la prefiero por encima de cualquier otra”.
Para él, lo importante no es qué cosas pintar, sino cómo pintarlas. “Puedo elegir cualquier tema, siempre que tenga una predisposición para ser interpretado, como unos contrastes determinados que me llamen la atención o unas formas. En el caso del paisaje, que tenga profundidad, que pueda jugar con los espacios… para articular una composición que me guste”. Va mucho al campo, y por ello la mayoría de sus obras son paisajes naturales: “Aunque no lo hago siempre al natural, me da muchas ideas el ver los contrastes, y llego a casa ya con una idea”.
Residente en Córdoba, ha pasado alguna vez por Torrecampo y conoce el paisaje, pero será la primera vez que pinte aquí. De hecho, quiere venir antes para inspeccionar la zona. Conoce a varios de los invitados, con los que ha coincidido en otros encuentros. “Espero pasarlo bien, compartir mucha pintura y disfrutar de pintar, del paisaje y de la gente. Hay muchas cosas buenas allí”.
La imagen principal es una acuarela de Camilo Huéscar.
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