
“Eso de rayar el papel siempre es emocionante para mí”. Así explica Manolo Jiménez que su pasión por la pintura le viene de toda la vida. Cuando pedía regalos recibía pinturas. Estudió Artes y Oficios en Salamanca y Bellas Artes en Valencia y así conoció todas las técnicas: óleo, temple… “y acuarela, pero un poco por encima”. En 1987, se mudó de Valencia a Granada y profundizó en esa última técnica. Fue entonces cuando se enganchó a ella.
Le pareció en aquella época “la más apasionante” por sus propias características: “Es una pintura viva, se mueve. Y todo lo que se mueve llama la atención”. También entonces comenzó a dar clases de pintura, modelado y dibujo. En 1997 abrió la galería Van Gogh en la capital de la Alhambra, que dejó dos años después.
Para él, la pintura es un lenguaje visual que aprendemos para contar algo. Le gusta pintar “algo que me impresione, que me emocione, que me seduzca, el poder contar una historia a través de ese lenguaje visual”. No sabe aún lo que hará en Torrecampo, porque primero “hay que impregnarse del lugar”. “En realidad, el tema es lo de menos; lo importante es el carácter que le pones a la hora de pintar”. Está seguro de que la experiencia será interesante y divertida.
Mientras llega ese fin de semana, quienes estén interesados en la acuarela pueden aprender en su página web: tiene un blog en el que explica técnicas, consejos y precauciones con los pinceles o el papel.
La imagen principal es una acuarela de Manolo Jiménez.
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