
Los inicios de Idoia Lasagabaster en la acuarela fueron “un poco extraños”, según cuenta ella misma. “Me gustaba cuando era jovencita, pero de esto que no te atreves, que en casa te dicen que es mejor que estudies otra cosa”. Tiempo después, una desgracia familiar cambió su mundo: “Una de las formas que me ayudó a sobreponerme fue empezar a pintar. Y a partir de ahí, sin parar”.
Sus motivos favoritos para pintar acuarelas han variado a lo largo del tiempo. “Yo, en general, me considero paisajista, pero sobre todo me gusta pintar urbanos, que parten de la imaginación (no tanto un motivo que vea en la calle o de fotos)”. Últimamente se decanta más por urbanos nocturnos, un tema poco tratado en la acuarela y al que quiere sacar “el máximo partido”: “Está muy manido en el óleo pero no tanto en la acuarela, porque es un poco complicado conseguir el efecto nocturno y el de las luces”.
También le gusta la naturaleza muerta: flores, bodegones… Lo único que no pinta es retrato, que no le “seduce mucho”.
Cursos de acuarela
Durante unos años compaginó su trabajo como acuarelista con el de profesora de Lengua y Literatura en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, y desde 2011 tiene dedicación exclusiva a la pintura. Aun así, echaba de menos el contacto con el alumno, el preparar las clases… Todo lo que tuviera que ver con la enseñanza.
En 2014 le llamó un conocido de los talleres de acuarela en Torrecampo. Enrique Alda le preguntó si podía darle clases particulares. Él estaba en Madrid y ella en Castro Urdiales (Cantabria), así que aquí le sugirió que fuera un fin de semana a la capital. Entonces él ya tenía su escuela Alda con Limón, y decidieron organizar esas clases allí, pero con más gente. De ahí surgió otro de sus proyectos.
Libros para pintar acuarela
Idoia sintió tanta responsabilidad para ese curso, el primero que iba a impartir, que preparó unos apuntes que se convirtieron en un libro para aprender acuarela: La síntesis en la acuarela. Acuarela creativa e imaginativa. “Fui más segura. Fue, simplemente, aplicar todo lo que yo había estado haciendo durante años en la universidad al mundo de las artes”, explica.
La síntesis de la acuarela tiene una segunda parte, más ambiciosa según sus palabras, orientada a la práctica y a la técnica, con ejemplos. Está contenta con el resultado de ambos libros, tanto de lo que escribió como de la recepción de los pintores. “Me apetecía escribir un libro o dos que fueran el libro que me hubiera gustado tener cuando empezaba o cuando estaba a medio camino de lo que es el aprendizaje de la técnica”. El primero lo define como “una autobiografía pictórica” y el segundo son “todas las preocupaciones que puedan tener los alumnos y las dudas que te surgen, desde por qué preferimos un pincel hasta que por qué un gris queda mejor de una manera u otra, o sea, entrar en el detalle y no en generalidades”.
Además, tiene un libro de relatos de humor, “un poco surrealistas”, llamado Identidades, en el que se pueden encontrar guiños a los maestros de la literatura que la han acompañado siempre. Estos son escritores hispanoamericanos como Cortázar, Borges o Rulfo, pero también Miguel de Cervantes, los cuentos populares o autores contemporáneos como Juan José Millás. En Identidades, Idoia junta “dos mundos que aparentemente parecen impensables, pero que luego tienen muchos puntos en común. Me apetecía hacer una cosa de corte humorístico. Se parece un poco al tipo de pintura que hago yo”.
Idoia Lasagabaster en la II Romería Acuarelística de Torrecampo
Ese tipo de pintura estuvo en Torrecampo durante la II Romería Acuarelística, donde, entre otras demostraciones, Idoia pintó un cuadro conjunto con Joan Coch. Una experiencia “inolvidable” y “muy importante”: “Estas iniciativas me parecen fabulosas. Siempre me he encontrado una buena organización de cursos, pero es que esta ha sido impecable; en todos los sentidos: el tratamiento hacia nosotros, el cariño, cómo se ha volcado todo el mundo… Me llevo un recuerdo brutal de Torrecampo y de toda la gente”.
Además, también le sirvió para reencontrarse con sus compañeros acuarelistas. “Después de que termináramos, teníamos conversaciones hasta las cinco de la mañana. Ha sido muy gratificante, muy interesante”.
La imagen principal es de Idoia Lasagabaster | Facebook.
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