Glicinias en una acuarela de Enrique Alda
Acuarelistas

Acuarelistas en Torrecampo: Enrique Alda

Enrique Alda pinta con acuarela todos los días, cuenta. Y desde hace varias décadas: todavía guarda obras fechadas en los años 70 y 80. Hoy, este publicista jubilado, que abrió su propia escuela y galería en Madrid, imparte cursos de iniciación a la acuarela. Ese será el motivo por el que visite Torrecampo este otoño.

El acuarelista Enrique Alda, que dará dos cursos de iniciación a la acuarela en Torrecampo
(Imagen: Enrique Alda | Facebook)

Su relación con esta técnica le vino por su trayectoria profesional. Como publicista, ha estado muy vinculado al mundo de la comunicación visual, y así se relacionó con fotógrafos o ilustradores. Con algunos de estos últimos descubrió el material. Probó otros procedimientos, como el óleo, pero después de dar “un gran rodeo” se centró en lo que había disfrutado con sus colaboradores.

A la hora de pintar le gusta la síntesis, “reducir un paisaje a la mínima expresión. Si puedo pintarlo con diez pinceladas mejor que con veinte”. En su estudio tiene dos montones de cuadros: unos que enseña y otros que no. «Cuando vienen amigos o alguien interesado al estudio a comprar una acuarela, yo le enseño lo que sé que gusta”. Para él se quedan experimentos, cuadros fallidos o pruebas sobre las que vuelve. “Yo creo que todos los pintores tenemos algo que pintamos para nosotros y otro que pintamos al exterior”.

Para Alda, el principal atractivo de la acuarela frente a otras técnicas es “lo inesperado del resultado”: “Tú das una pincelada, y de pronto, de la inclinación, de la temperatura ambiente, de la cantidad de agua, del pigmento que sea… cuando la vuelves a ver, dices: ‘Caramba, ¿y esto cómo ha sido así?’”. Él la define como insospechada y arriesgada. «Y esa afición por el riesgo, esa atracción por el riesgo, es tremendamente adictiva”.

Para explicar lo imprevisible que es, Alda cuenta lo que le pasó con la venta de un cuadro en el extranjero. La persona que lo compró lo llamó; le dijo que le había encantado, pero que quería dos más para colgarlos juntos en la pared. “Yo le dije: ‘Mira, lo voy a intentar, pero no van a salir igual’”. ¿El resultado? “No salieron mal, la verdad, pero no se parecían en nada. ¡Yo intenté hacer lo mismo y no se parecían en nada! ¿Por qué? Yo qué sé, a lo mejor los miércoles el agua corre más”, se ríe.

Cursos de acuarela

De formación autodidacta (“como la mayoría de la gente que pinta acuarela”), con el tiempo se dio cuenta de que existen pocos cursos de acuarela en los que se expliquen los fundamentos y las técnicas básicas. “Lo que es la teoría, la enjundia”.

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Me importa un pimiento.

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Al jubilarse de la agencia de publicidad, decidió que tenía que apuntarse a una escuela para aprender técnicas de acuarela. Sin embargo, la experiencia no le satisfizo, porque no explicaban los fundamentos. “Dije: ‘Si esta escuela de pintura no me convence, lo mejor es que haga yo una escuela de pintura”. De ahí surgió la galería y escuela de arte Alda con Limón, en Madrid, en la que dan clases dos conocidos de la acuarela en Torrecampo: Javier Zorrilla y José Zorita. Aunque ya desvinculado de ella, se siente orgulloso de los profesores que han pasado y pasan por allí, así como de los alumnos: según sus datos, entre 200 y 300 personas recorren cada año sus aulas. “Es un logro importante. Me he rodeado de muy buenos profesores”.

Ahora le toca enseñar en Torrecampo. Es la primera vez de Alda en la localidad, y sus cursos han sido un éxito de inscripción: el primero se llenó a las pocas horas de anunciarlo. En ellos se encontrará con personas que quieren iniciarse en la acuarela. Serán cuatro los conceptos que maneje con ellos: “el agua, el color, el papel y el pincel”. Son “fundamentales”, y por eso dan nombre al curso.

Cartel de un curso de acuarela en Torrecampo, con Enrique Alda

Tan fundamentales son que no es lo mismo un pincel que otro, igual que hay diferencias entre un papel de algodón y otro de celulosa. Incluso apostar por la primera paleta que veamos en internet, sin comparar varias, puede influir. El agua, por último, es el elemento más difícil de controlar, “donde está el secreto”: “Es algo que nunca en la vida un pintor de acuarela llegará a controlar totalmente”. Pero tranquiliza: la práctica da mucho conocimiento.

Así, en octubre y noviembre se sucederán los consejos y recomendaciones “para no perder demasiado el tiempo al principio”. Tiene ganas y se muestra ilusionado después de ver el éxito de afluencia del primer curso, que tendrá lugar el 6 y el 7 de octubre. Y si alguien tiene ganas, todavía hay plazas para el de noviembre.

La imagen principal es de Salon.io | Enrique Alda

1 comentario en “Acuarelistas en Torrecampo: Enrique Alda”

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